Y puedes comenzar al terminar de leer este artículo
“varias veces a lo largo de una vida podrás cambiar de trabajo, de coche o también de casa, podrás incluso cambiar de amigos o pareja sin por circunstancias te ves obligado a ello, pero de lo que jamás te desprenderás es de ti mismo y de tu cuerpo”. La afirmación anterior, más propia de un ensayo de filosofía es el mantra hoy en día de cada vez más personas interesadas en su salud y bienestar, donde la buena alimentación y el ejercicio físico juegan un papel esencial. Aquí te damos unos consejos que pueden ayudarte a transformar tu vida desde las primeras dos semanas

1. Deja de consumir azucares añadidos y alimentos procesados
La industria de la alimentación lleva los últimos 50 años añadiendo aditivos para potenciar el sabor y la conservación de los alimentos, en especial azucares, los cuales, en la mayoría de casos tienen un efecto negativo sobre nuestro organismo, llegando a dificultar o colapsar algunas de nuestras funciones orgánicas básicas y a un desequilibrio metabólico, favoreciendo la aparición de determinadas enfermedades como la diabetes, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares o determinadas alergias entre otras. Abandona los alimentos procesados los azucares y los dulces. Los alimentos naturales ya contienen todos los nutrientes que necesitamos incluido los azúcares
2. Baja tu tolerancia al alcohol
Si ya has cumplido los 30 piénsalo dos veces la próxima vez que pidas otra ronda. Nuestro cuerpo se deteriora velozmente con el alcohol llegada esta edad eliminando células y comprometiendo la existencia de otras. Como el azúcar o la mayoría de aditivos de la alimentación actual, nuestro organismo, aunque se haya podido adaptar a los cambio de los últimos años, lleva varios miles consumiendo un solo tipo de alimentación más básica, pero hoy tenemos la suerte de acceder a centenares de otros productos naturales que nuestros antepasados no podían! La variedad nutricional está en la naturaleza no en el supermercado. Una copa de vino o cerveza no te hará nada malo de vez en cuando, pero varias todos los días definitivamente sí. Aquí te lo explican
La variedad nutricional está en la naturaleza
3. Si tienes hambre, come!
aunque con moderación y sólo verduras y hortalizas, frutas, carnes de ave y pescado, frutos secos y huevos preferiblemente. Inspírate en la alimentación paleolítica que ya hemos abordado en otro artículo, es las más natural y la que nos aporta calorías más equilibradas y grasas saludables
4. Reduce el consumo de hidratos de carbono
Salvo que estés inmerso en un plan de entrenamiento exigente, debes reducir, que no eliminar, el consumo de cereales, legumbres, pastas y arroces. Sí estos productos están deliciosos pero no abuses a diario, producirás altas cantidades de glucógeno muscular cuyo exceso se almacena en forma de grasa
5. Elimina el escepticismo con los suplementos y complementos alimenticios
Cuantos más nutrientes saludables le proporcionemos a nuestro organismo más fortaleceremos nuestro sistema inmunológico y nuestro bienestar, al contrario, un déficit de ellos aumentará el riesgo a la aparición de enfermedades. Deberíamos comer entre 40 y 50 alimentos diferentes todas las semanas, algo que resulta muy complicado en la práctica con la alimentación estándar que todos seguimos (mira tu menú de esta semana, seguro que no superas los 30). Pregúntale a tu médico o Dietista antes de comprarlos, él te diferenciará entre los verdaderamente útiles y los efecto-placebo
6. Incorpora la actividad física a diario
Practica por ejemplo ejercicios de intensidad a intervalos, entre 10 y 15 minutos bastarán; HIIT, Tábata… con otros cardiovasculares tales como correr, bici, fitness y preferiblemente por encima de los 40 minutos si tu objetivo es bajar peso. Es a partir de ese momento aproximadamente cuando, vacías las reservas de glucógeno muscular y comenzamos a metabolizar la grasa.
Y no olvides las actividades de espíritu, cuerpo y mente; Yoga, meditación y Pilates te ayudarán a explorar otra dimensión física, menos agotadora e igualmente estimulante